Lo que podemos aprender de London Fashion Week


Como la plataforma más importante de moda actualmente, debido a su creciente interés en nuevos talentos y su importante papel en la promoción de nuevos diseñadores, London Fashion Week es una referencia obligatoria cuando se trata de impulsar la industria de la moda Colombiana.

Erdem SS13

Entrar a los diferentes salones de Somerset House, la histórica edificación de arquitectura neoclásica donde se ha llevado a cabo la semana de la moda en Londres desde el 2009, es sumergirse en un ambiente infinitamente rico donde la exploración artística, los detalles y las historias priman sobre la banalidad, el victimismo de la moda y los cuerpos ideales. De entrada el observador entiende que en cada pieza convergen multiplicidad de elementos que requieren una mirada cercana. 


A pesar de tener una larga y recurrente historia donde la moda ligada a la sensualidad supera en ventas a cualquier otra propuesta de manera significativa, los diseñadores británicos han sabido marcar una diferencia al entender la moda como algo más que ropa para seducir. En los últimos ocho años, las exhibiciones de London Fashion Week han logrado producir un cambio drástico con respecto a las otras grandes exhibiciones, especialmente Milán y París donde por un lado la riqueza sexual del vestuario sigue siendo el modelo prevalente y las marcas de lujo acaparan cualquier otra escena. 

Si algo se puede percibir de los nuevos diseñadores británicos - o al menos de aquellos que han logrado surgir como marca - es exactamente esa idea de profunda subjetividad que cada colección expresa. Ninguno parece ya interesado en hacer ropa enfocada en los juegos de atracción sexual, de lo contrario, cada diseño es una intención de transformar las percepciones del cuerpo, de proponer retos, y también de exhibir un poco de exentricidad. Finalmente una conciencia de moda parece emerger después de tanta confusión.

Christopher Kane SS13


Resulta admirable ver como jóvenes diseñadores que han surgido en la última década como Erdem, Christopher Kane, Roksanda Ilincic y Meadham Kirchhoff entre otros, han decidido ir en contra de la corriente y además de innovar estéticamente, expresan un compromiso nacional produciendo sus colecciones de manera local con artesanos en Londres, Brighton o Nottingham. Bajar los costos - y los detalles - encargando la manufactura a fabricas en China, como muchas de las marcas grandes han decidido optar, no es una opción que estos diseñadores quieran considerar. Los precios de sus prendas que en Net-a-porter se encuentran alrededor de los dos a cinco millones, pueden parecer absurdamente inaccesibles para cualquiera de nosotros - e incluso en el mismo UK -, sin embargo están lejos de serlo para otros mercados en Japón, China, EE.UU o en el medio oeste; destinos donde alrededor del 80% de las prendas de los diseñadores británicos son exportadas y donde hay bolsillos dispuestos a pagar estos precios y llevar los diseños sin mayor vacilación.

No resulta sorpresivo entonces el reciente nombramiento de Natalie Massenet - gerente y fundadora de la boutique de moda online más grande del mundo; Net-a-porter - como sucesora de Harold Tillman y nueva cabeza del Concejo de Moda Británico (BFC). Su portal se ha convertido en una plataforma para acceder a diseñadores desde cualquier parte del mundo y así mismo el diseño emergente ha logrado expandirse a mercados apropiados con el capital para invertir.

Vestido de Erdem de más de tres mil libras agotado en dos tallas en Net-a-porter.


No tengo dudas de que en Colombia la moda pueda convertirse en una industria con fuertes niveles de exportación, con remuneraciones justas, y con ética laboral. Aunque pocos, existen jóvenes diseñadores que están comprometidos con su producto, que intensamente buscan maneras de innovar de sencillamente crear las prendas más bonitas y más singulares, pero lastimosamente aún creo que carecemos de una plataforma acorde con estos mismos ideales.

Con exhibiciones que buscan atraer a 'esposas-trofeo' y una saturación de medios banales que exhiben a las mismas, resulta difícil pensar en un futuro promisorio donde se impulse la riqueza conceptual y el trabajo juicioso y elaborado que nuestros nuevos diseñadores quieren proponer. Para lograr una industria fuerte es imprescindible entender que la moda es más que una frivolidad de género; debemos comenzar por entender que la moda representa un deseo de expresión individual y de identidad colectiva, que es compleja y necesaria y que hoy más que nunca hace parte de un fenómeno global.

Por Maria Isabel Reyes

Londres, 2012